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Universidad de Cartagena, camino al despeñadero: Foro Universitario

Diversos estamentos de la Universidad de Cartagena desarrollaron hoy el Foro Universitario Pro Constituyente, con la finalidad que el alma Mater recobre su buen nombre y que tanto los directivos de la Universidad como los entes de control den respuestas a las múltiples denuncias de presuntos actos de corrupción que presuntamente se viven al interior de la institución.  

La Universidad de Cartagena atraviesa hoy su mayor crisis histórica durante los últimos cincuenta años. Y no es por paros estudiantiles o de tipo sindical ni por falta de recursos, pues la Nación gira de manera responsable mensualmente. La crisis es de falta de confianza y pérdida de credibilidad en las distintas administraciones que han pasado por la misma desde el año 2000, signando al Alma Máter a convertirse en una especie de paria en el mundo académico.

Cartagena-Colombia-Noticias625.co 20-05-2024. En un dialogo sin tapujos  y en donde se exige a las directivas universitarias transparencia y se comunique a la comunidad universitaria la real situación del alma mater, que rompa el silencio y diga en que se invirtieron los más de $40 mil millones que recibió de Ecopetrol, en qué se han investido los recursos de la Estampilla Universidad de Cartagena; que se hable desde al interior de la  universidad sobre la venta de cupos en la oficina de admisiones y sobre las denuncias de acoso sexual de docentes contra estudiantes, se cumplió hoy el Foro Universitario Pro constituyente.

Estudiantes, egresados, docentes y organizaciones sindicales se unieron en una sola voz para expresar:

Empezando por los Convenios Interadministrativos, a comienzos del siglo XXI, con el único propósito de saltarse los procedimientos establecidos en el Estatuto de Contratación, la Universidad de Cartagena se situó en el ojo del huracán a nivel nacional e internacional y no precisamente por la generación de conocimiento científico, sino por su avezada actitud para implementar modelos corruptos en unión con la criminalidad del país, tal como lo afirmó el señor “Martín Llanos”, jefe paramilitar del Casanare en esos momentos.

Hoy día, después de largos 24 años de saqueo a la Institución ya nadie cree en la universidad, somos comidilla en los corrillos y mentideros políticos, donde no nos bajan de corruptos o “ratas de alcantarilla”.

Como si hubiera sido poco, lo acumulado y apropiado para sí y su grupito de ladilleros, lograron convertir una Ley de Estampillas en el “pastel” más apetecido para saquear esos recursos de las arcas de la Institución.

Conformaron una Junta de Estampilla cooptando a sus serviles “representantes” estudiantiles y docentes en el Consejo Superior de la Universidad, quienes fueron coautores de este Carnaval de despilfarro en cemento y hormigón; con obras que carecían de pertinencia y necesidad, de compra de bienes, materiales y equipos, algunos de los cuales nunca se usaron o se perdieron en el camino; con salidas al extranjero para hacer toures con su pandilla y disfrutar las mieles que su labor perniciosa les permitía.

Más de 400 mil millones de pesos recaudados en el período mencionado y la Universidad sigue estando igual o peor en atraso académico, sin recursos para garantizar el objeto misional de su existencia: docencia e investigación verdaderamente científica, esa sí, debiendo ser a la altura de los tiempos.

Todo lo descrito anteriormente ha pasado por nuestros ojos en más de dos décadas y los pocos que nos atrevimos a levantar la voz, fuimos perseguidos, estigmatizados, judicializados y señalados como enemigos de la universidad y sus estamentos. Y a fe que lograron su cometido durante todos estos años. Se impusieron lemas y clichés como esos de “Siempre a la Altura de los Tiempos”, “La mejor Universidad del Caribe”. “La primera Universidad Pública Acreditada Internacionalmente” y otras tantas sandeces con la complicidad de “representantes” de los estamentos que sirvieron para imponer un modelo clientelista interno y un estado de silencio con la desaparición de cualquier tipo de oposición o de contención a sus desafueros.

Han sido tiempos difíciles para la Universidad. Hemos venido de tumbo en tumbo, de un escándalo tras otro, de dos ex rectores judicializados y presos por corrupción y otras decenas de procesos abiertos a los que no han pisado una cárcel todavía. Sin embargo, no es lo más lamentable. Lo peor de toda esta historia es que ha venido ganando el silencio, los tabúes frente a lo que es incómodo para los directivos de turno, el temor, la apatía, la lambonería a ultranza, el desconsuelo, en fin, como me permito decir siempre a compañeros y amigos, ¡“En la Universidad de Cartagena no hay dolientes ni acompañantes!”.

Hoy estamos nuevamente levantando la voz, por nosotros mismos y por aquellos que se inhiben de hacerlo, por los que han sido callados, por los invisibilizados, por los victimizados, por todos los que no pueden estar aquí acompañándonos, ¡diciendo ya basta! Basta de tanta corrupción, clientelismo, fraude, persecución, desprestigio y todo lo malo que le han ocasionado a la Universidad que nos formó y aún sigue formando a muchos de los que están aquí.

Respetemos a esta juventud que se la ha jugado toda por los que no tuvimos el valor de hacerlo, su vida misma, en las calles, ¡¡que han pedido cambio en nuestro país, que quieren una Nación mejor, productiva, estudiosa, provechosa, justa con todo un Pueblo que ha aclamado por décadas Justicia, Justicia, Justicia!!

La Plataforma que se presenta ante ustedes el día de hoy es el producto de venir reflexionando sobre estos hechos contundentes y la convicción definitiva de atrevernos a romper ese silencio del que he hablado anteriormente.

Somos una simbiosis de los más experimentados, sindicalistas, personalidades y académicos con esta pléyade juvenil que lucha por sus naturales derechos a la superación del estado de cosas que condenan a nuestros jóvenes a la miseria, a la ignorancia, a matarse 12 horas al día, andando en una moto para llevar comida a su casa, a impedir que la criminalidad y los movimientos armados los acoja porque no hay otra alternativa para su supervivencia, a vivir en paz sin tener que matarnos por motivos políticos e ideológicos.