Cartagena-Colombia-Noticias625.co. Como ‘Pedro por su casa’, personas inescrupulosas empezaron a vender y alquilar lotes en la zona donde se cayeron por una falla geológica las casa en el barrio San Francisco en la ciudad de Cartagena. Los compradores son inmigrantes venezolanos y los vendedores personas del sector que tienen amenazados al resto de los vecinos y dicen que ‘acabaran con los sapos’.
La zona donde se derribaron las viviendas, se están llenando de ranchos de maderas, que se construyen rápidamente con estibas. Es así como que en menos de 24 horas, ya existen más de 40 ranchos construidos.
A lo largo del día, son camiones repletos de estibas, los que llegan para repoblar nuevamente un barrio que fue destruido por una falla geológica y que aún muchos de los damnificados están a la espera que le resuelvan su problema. Le den una nueva vivienda y lo indemnicen.
El temor está generalizado en la comunidad vecina a la zona donde el sábado 13 de agosto de 2011, a las 9:00 a.m. las calles se levantaron, los patios se fueron de lado, las paredes de la casas se movían y los techos caían. ‘La tierra rugía como un árbol seco cuando se rompe’.
Por ello, con voces anónimas, buscan a los representantes de los medios de comunicación para elevar sus voces de protesta y que se le diga al alcalde William Dau Chamatt: “Que están invadiendo a San Francisco. Qué venden lotes a los venezolanos, que tienen amenazada a la comunidad, diciendo muerte a los sapos y que teniendo un CAI de la policía a pocas cuadras, todo se hace invisible y mañana amanecerán más de 50 ranchos de estivas construidos”.
Este es el grito que hace una comunidad maniatada y que está pidiendo acciones rápidas al alcalde William Dau Chamatt, a su secretario del Interior, David Munera y al comandante de la Policía Metropolitana de Cartagena.
Aquel sábado 13 de agosto de 2011, en la administración de Judith Pinedo Flórez, se vinieron al suelo 1.526 viviendas, dejando damnificadas a 2.440 familias, que por más de 40 años habitaron esa zona.
550 viviendas fueron construidas por el desaparecido Instituto de Crédito Territorial en los años 70 y 976 viviendas construidas y mejoradas durante 40 años por familias invasoras, se fueron al piso y dejaron a sus habitantes en la calle. Hoy muchos son errantes. Han pasado 9 años y aún no han recibido sus nuevas casas prometidas.
San Francisco está al otro lado del cerro de La Popa, en la Cartagena pobre y mayoritariamente negra. Es una zona donde pululan las ollas de venta de drogas, donde cada día las pandillas se enfrentan disputándose territorios para atracar y extorsionar a comerciantes y vecinos, donde la mayoría de sus pobladores vive del rebusque.
Y es tal vez este último tema, el que tiene con temor a la comunidad vecina, pues de tras de esta nueva invasión, se esconde el negocio de micro tráfico de drogas y delincuencia, que hace que la comunidad se auto censura y teme por retaliaciones.